La escritura de la Eternidad Dorada I
por Jack Kerouac
1
¿Creé yo ese cielo? Sí, porque si fuese algo más que un
concepto en mi cabeza no habría dicho “cielo”. Por eso es que yo soy la
eternidad dorada. Aquí no hay dos, lector y escritor, sino uno, una eternidad
dorada. Uno-que-es, uno-que-es-todo.
2
El Buda despertó para mostrarte el camino. El mesías
escogido para morir en la degradación de la sentencia es la eternidad dorada.
Uno que es lo que es, la eternidad dorada. O dios o el Tathagata, el nombre. O
lo nombrado. El dios humano. La Divinidad Perceptiva. Lo Divino Animado. La
Deificada. La verificada. La que es libre. La Libertadora. La Quieta. La
Sentada. La establecida. La Eternidad Dorada. Todo es Bueno. La Vacía. La
Preparada. La Quietísima. La Sentadísima. La Justificada. La Dichosa.
3
Ese cielo, si no se tratara de otra cosa
que una ilusión de mi mente mortal no habría dicho “ese cielo”. Entonces, yo
creé ese cielo, yo soy la eternidad dorada. Yo soy la Eternidad Dorada Mortal.
4
Fui despertado para mostrar el camino.
Escogido para morir en la degradación de la vida, porque soy la Eternidad
Dorada Mortal.
5
Yo soy la eternidad dorada en una forma mortal animada.
6
Estrictamente hablando, no hay yo, porque todo es vacío. Soy
vacío. Soy lo no-existente. Todo es dicha.
7
Esta ley verdadera no tiene más realidad que el mundo.
8
Tú eres la eternidad dorada, porque ahí no hay yo ni tú,
solo una eternidad dorada.
9
El Realizador. En caso alguno entretiene
la imaginación, porque la cosa es una no-cosa. Conocer esto es la Divinidad
Humana.
10
Este mundo es la película de lo que es todo. Es una sola
película, hecha de las mismas cosas de principio a fin, las cosas que
pertenecen a nadie y que es todo lo que es.
11
Si todos no fuésemos la eternidad dorada
no estaríamos aquí. Dado que estamos aquí no podemos evitar ser puros. Decirle
a la gente que sea puro como el ángel castigador que castiga al malo y como el
ángel recompensador que recompensa al bueno sería como decirle al agua que “sea
mojada”. Nada menos. Sin embargo, todas las cosas dependen de la realidad
suprema, que está ya establecida como el registro del destino del Karma
adquirido.
12
Dios no está afuera de nosotros sino que
es nosotros, los vivos y los muertos, los que nunca vivieron y los que nunca
murieron. Deberíamos aprender solo eso por ahora. Es la realidad suprema. Lo
que ha estado escrito por largo tiempo en los archivos de la mente universal.
Ya está hecho. No hay nada más que hacer.
13
Este es el conocimiento que mira la eternidad dorada en
todas las cosas, que es nosotros, tú, yo y que no va más allá de nosotros, de
ti y de mí.
14
¿Qué nombre daremos a lo que no tiene
nombre, a la materia común y eterna de la mente? Si llamásemos a eso esencia,
algunos pensarán que nos referimos al perfume, al oro o la miel. Ni siquiera es
la mente. Tampoco es discutible ni algo que se pueda articular con palabras.
Tampoco es algo sin final, en efecto no es algo misterioso o inexplicable al
ser escrutado. Es lo que es. Es eso. Es esto. Podemos fácilmente llamar a la
eternidad dorada “Eso”. Sin embargo, ¿qué supone un nombre? preguntó
Shakespeare. La eternidad dorada con otro nombre sería igual de dulce. Un
Tathagata, un Dios, un Buda con otro nombre, un Alá, un Sri Krishna, un Coyote,
un Brahma, un Mazda, un Mesías, un Amida, una Aremedeia, un Maitreya, un
Palalakonuh, 1 2 3 4 5 6 7 8 serían igual de dulces. La eternidad dorada es X.
La eternidad dorada es A. La eternidad dorada es /\. La eternidad dorada es O.
La eternidad dorada es [ ], la eternidad dorada es
l-a-e-t-e-r-n-i-d-a-d-d-o-r-a-d-a. En el principio fue la palabra. Antes del
principio, en la interminable infinitud sin principio era la esencia. Ambas
cosas, la palabra “dios” y la esencia de esa palabra, están vacías. La forma
del vacío que es vacío toma la forma de la forma. Es lo que ves, escuchas y
sientes ahora mismo. Y lo que pruebas, hueles y piensas mientras lees esto. Espera
un poco, cierra tus ojos, detén tu respiración por tres segundos, escucha el
silencio interior del útero del mundo, deja que tus manos y que tus
terminaciones nerviosas escurran, re-reconoce la dicha que olvidaste, el vacío
y la esencia y el éxtasis de haber sido y de seguir siendo la eternidad dorada.
Esta es la lección que olvidaste.
15
Hace mucho que la lección fue dictada en
los sistemas del otro mundo que naturalmente se transforma en vacío y despertar.
Y aquí estamos ahora, sonriendo en nuestra sonrisa y frunciendo el ceño en nuestro
ceño. Eso es como si la eternidad dorada pretendiese sonreír y fruncirse el
ceño a sí misma, como una ola en el suave océano del saber. El destino de la
humanidad es desvanecerse en la eternidad dorada, regresar diluyéndose entre
sus manos que no son manos. El ombligo recibirá, se invertirá y devolverá lo
que ha dado en valor. El anillo de la carne se cerrará. Las personalidades de
los héroes muertos del pasado son polvo en blanco.
16
Lo relevante es que estamos esperando,
no cuán cómodos nos sentimos mientras lo hacemos. El hombre del paleolítico
esperaba en cavernas la comprensión de por qué estaba ahí y cazaba. El hombre
moderno espera en hogares embellecidos e intenta olvidar la muerte y el
nacimiento. Estamos esperando por la comprensión, que es la eternidad dorada.
17
Vino a tiempo.
18
Hay una felicidad en la que se cree con
seguridad. Y eso es todo lo que se somete al éxtasis eterno, ahora y por
siempre.
19
Mamá Kali se devora a sí misma. Todas
las cosas, no obstante, llegan para irse. Todas esas formas sagradas, que no se
manifiestan, sin forma inclusive, auténticos cuerpos de éxtasis brillante de
luz blanca, que permanecen en un trance, “en vacío y silencio”, así como se
señala en el pulidor de diamantes, solo consultado para que sea únicamente lo
que es: ALEGRE.
20
La sonrisa secreta de dios en los árboles
y las teteras, en cenizas y frondas, fuego y ladrillo, carne y esperanza mental
humana. Todas las cosas, lejos de ansiar ser reunidas con dios, nunca se han
abandonado a sí mismas y aquí están, Dharmakaya, el cuerpo de la ley verdadera,
el universal todo esto.
21
“Más allá de la búsqueda del cambio y el
miedo, más allá de toda prédica y culpa”, la escritura Lankavatara sabe decir,
él es quien es él en el tiempo y en el no-tiempo, en el ego y su ausencia, en
el ser y en el no ser.
22
Mira fija y profundamente al mundo que
te antecede como si fuera un vacío. Espíritus santos innumerables, formas de
buda y dioses salvadores que se ocultan, sonriendo. Todos los átomos emitiendo
luz dentro del oleaje. No existe separación personal entre ellos. Un colibrí
puede entrar en una casa y un halcón no. Entonces descansa y siéntete a salvo.
Mientras miras por la luz, repentinamente podrías ser devorado por la oscuridad
y encontrar la luz verdadera.
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