La revolución funciona como transición

17.11, encontré los apuntes de un extravío que estaba ahí

reescribiendo el viaje del sueño de mis mejores sueños.

Un halo de cenizas abierto para que todo entre en el viaje.

Un viaje por el lóbulo temporal en plena época de la ira.

Anestesiándose, sí. Con las estrellas de la noche de neón.

Un viaje por un fotorradar, vigilando cualquier velocidad.

Las noticias del futuro hablan de un más allá, de un puente.

El viaje es un túnel de gusano, descompuesto en memoria.

Y el tiempo es presente. Irredimible mente. Presente.

Se galopa, irreversible, azuza el gusto. Se dibuja y se vive.

¿La vida?, para qué la pregunta, una mano que se tiende.

Cuando el mundo se pone peludo, se puebla de símbolos.

Una teoría de los túneles, en pleno viaje, un objetivo general.

Se acumulan un par de escenas. Un ensayo sin escenografía.

En un teatro. Hay atención a los guiones que se escriben.

Entre la vasta pero inexacta extensión de la angustia.

Otro es otro. Hoy es 17.11 y el paisaje se discute otra vez.

La belleza del paisaje está en su amargura, una procesión.

Por la oscuridad. Por lagunas inestables. Solo, un después.

Mejor volver enroscado, vermiforme, a la noche praguense.

Café Montmartre, media medianoche. Fumar para imaginar. 

El cambio que ocurre en otra vida, en una donde yo estaba.

Ouch. Los remordimientos y las cartas que no se remitieron.

Los barcos que no zarparon y que por su bien no zarparán.

La respuesta de una revolución está en llegar a otro lado.

Una revolución, un puente; un viaje, botón de Rorschach.

Afuera de mi mente, el tranvía de mi sueño es repatriado.

Hasta el próximo invierno. Sin caligrafía. Muero por teclearle.

Un baile, con fórmulas que exageran el uso de adverbios.

Para mañana y pasado, identificarse a través de la foto.

Espero que la luz proyecte en mi vacío el terciopelo que retorna.

Después de que la rueda dio media vuelta, la tristeza insiste.

Será materia de futuras máscaras e inquisiciones. Hasta otra sesión de terapia.

La vuelta que da la mente de uno preguntándose qué haría uno si la perdiera.

La revolución funciona como transición de una perdida a otra. Cada vez mayor.

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Pequeña galería, pequeña alegría