Manifiesto por la poesía actual
por Kenneth Goldsmith
A nadie le gusta la poesía. ¿Y por qué
habría de gustarles? ¿Acaso necesitamos otro poema que describa la forma en que
la luz cae en tu escritorio como una metáfora para la quimioterapia de tu
madre? Claro que no.
Y a pesar de todo, los artistas están
acudiendo a la poesía por estos días, precisamente porque es un espacio
huérfano y desocupado, listo para ser reutilizado con una poesía que no se
parece en nada al tipo de poesía que ves (pero que no lees) escurriendo por las
páginas del The New Yorker. En lugar de sonetos, vemos apps, imágenes macro, imágenes
hackeadas photoshopeadas, lenguaje encontrado, programación hardcore y vídeos de
YouTube posteados como poesía. De repente, la poesía luce interesante de nuevo.
En esta carpeta, hay dos mujeres jóvenes, un hombre muerto y un artista callejero anónimo. Todos ellos a su manera, expanden radicalmente nuestra
idea de lo que puede ser la poesía. Visual, lingüística y emocionalmente.
Internet es el poema más grande nunca
antes escrito, ilegible en su mayoría por su tamaño. Nos estamos ahogando en
lenguaje. Los mejores poetas serán aquellos que mejor puedan reutilizar ese
lenguaje y lo rearticulen como poesía. La poesía será hecha por todos.
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