El Sprachbund de Raúl Zurita: diario literario (primera selección)


[diario de lectura de Raúl Zurita, Un mar de piedras (Santiago: FCE, 2018)]


10/01/2020

Ayer retomé, muy breve, la lectura de Un mar de piedras. Creí olvidar esto del diario literario. En fin, el subrayado y las glosas me ayudan a recuperar y reescribir las mismas ideas. En un par de páginas, me encuentro con las siguientes imágenes: realmente queremos empezar todo absolutamente de cero / ciudades como estas cada vez más se parecen más a las ciudades sudafricanas, separadas, sin vida, con sus pobres al margen porque un sector no los quiere ver y, sin embargo, están ahí / todo país son sus mitos, las historias que se cuentan sus ciudadanos a sí mismos. La primera idea, del reinicio, me parece alucinante. Tal vez porque he visto a muchas personas intentando el reinicio. La idea de una vida nueva que escriba sus propios dolores y regocijos, una vida que no tenga nada de lo anterior. Me acuerdo de otra cuña de Zurita, de su discurso del Iberoamericano, “escribo porque es mi ejercicio privado de resurrección”. Este año he estado afinando los primeros (últimos) detalles de Escombrario. Un poco dando una vuelta y media a la tercera idea en bastardilla, toda obra son sus mitos, las historias que se cuentan sus múltiples autores a sí mismos. Crear un mito para que la realidad encuentre más mitos a los cuales volver. Es probable obtener un enorme reinicio colectivo si cambian los mitos. Ahí el ejercicio de intervenir los “lamentos en piedra”, las esculturas, los bustos. De ahí el ejercicio de lo real y lo imaginario sobre lo simbólico. Un crisol que nos lleva a un icono de la lucha de clases chilensis: la plaza, en realidad especie de rotonda y especie de glorieta, ubicada en las coordenadas 33°26′13″S 70°38′04″O. Denominada antes La Serena, Colón e Italia. La lucha por los ruidos es actual en la identidad de este emplazamiento antes floral y marcial. Baquedano versus Dignidad. En el centro del centro, la estatua del nervioso Manuel Baquedano. Ayer la vi con una bandera negra. Voy a la idea dos de las bastardillas. Sudáfrica y Chile. Dos notas históricas. Una del apartheid y otra de la escasez de agua. Cuando Mandela terminó de derogar la legislación relativa a la segregación, se pensó que todo cambiaba. Y sí, se desempeoró en una forma. En una forma minoritaria de consciencia, según he leído. Hay unas columnas de Coetzee y de Breytenbach, escritores sudafricanos, bien notables. Parece ingenuo suponer que la ley obliga a un cambio. Pues no. Una vez que los sujetos imperados por una ley la domestican a partir de lo que Aristóteles llamaba la justicia natural (la ilusión gremialista), genuinamente la ley pasa a tener sentido. Más allá de su texto, la idea de la ley es pasar a ser una bolsa donde la civilización no se rompa. Los comienzos son duros. Asumir una decisión es el primer paso de una transición a otro estado. La resurrección llegará. En las últimas semanas han pasado dos hitos relevantes con respecto al agua. El primero, una campaña del gobierno sobre el escasez de agua en Chile. Una campaña similar a la israelí. La diferencia es que estos tuvieron que inventar el agua para no morir en su tierra santa. El segundo hito es el rechazo en la cámara alta de la reforma constitucional que incluía el agua. Me encantaría saber ha sido la vida de muchos en los últimos dos años en Ciudad del Cabo, conocida por ser una de las primeras grandes ciudades en ver extremadamente minimizadas sus reservas de agua. No quiero sumarle el casi 30% de desempleo existente en Sudáfrica. Los sudafricanos buscan la forma de solucionar la falta de agua. Si en Chile ocurriese algo similar –más allá de la gestión de la información, un desabastecimiento muy preocupante- no quisiera ver cómo las posibles soluciones vendrán de capitales privados cuya abultada inversión –ya está- les ha permitido tener maquinarias y conocimientos técnicos y científicos para el problema del agua, ¿estamos en la época en que el poder político sucumbe completamente ante el económico? Qué dolor. La semana pasada con mi viejo fuimos a los emplazamientos precordilleranos de Las Leñas. Hay un lugar al que él me decía, tengo ganas de ir. Está por el río Cortaderal. Ya no podemos pasar como antes. Ahora que está eso de la hidroeléctrica. Pues sí. Es efectivo que la empresa PacificHydro se ha hecho de buena parte de los ríos en la zona. En el tránsito mismo se puede ver una gran presa donde concentran el agua. Y más abajo es alarmante, cerca de Coya y otras localidades, el río de mayor afluencia (el Cachapoal) es bastante magro. La crisis del agua. Sin duda una de las grandes batallas a librar este siglo es por los recursos naturales. Por el agua. Anoche hablábamos de eso con unas amigas. Me pregunto ¿se concibe una vida prolongada, como civilización, con escasa agua y sin electricidad? Si hablamos de distopías, una de verdad. Una que ponga de relieve la supervivencia. Con el hambre y la sed. La falta de libertad de pensamiento es solo la punta del iceberg. Sin especulaciones de pequeños sustos. Entiendo que de ser alternativa el abandono del planeta, la mayoría vamos a morir. Los más acaudalados buscarán la forma de largarse cuanto antes. Imaginan el dolor. Lo pueden nombrar. Los que causan el dolor pueden escribirlo porque lo temen, ¿serán los personajes del negro Vidal algo como esto?




28/12/2019

(mañana)

Decido una selección de instantes y lecturas. Este diario seguirá. El hambre también. Veo al presente rompiéndose. Paulatinamente. Acabando con los lugares de reunión. Convirtiéndolos en escombros. En dos meses varias volutas y templos de la civilización se encuentran esparcidos por la ciudad como pedazos de piedra. Piedras que se arrojan a la policía. Esto será, más o menos, como una carpeta de lectura. Héctor Hernández Montecinos pone casi cuarenta años del pensamiento literario de Raúl Zurita y de eso, como el proyecto de la vida y obra de otro, llama la atención en la escritura y agotamiento de la propia vida y la propia obra.

(tarde)
¿Qué tan grande es el mar? El mar no cabe en un texto. Ni en una foto. Hay cientos de ideas que al parecer, perecerán con sus autores. De vez en cuanto, explorar el mar con el satélite de Google y encontrar lo que aún no se ha hundido.

(noche)
[En el celular] Voy camino a Ramoncita pensando en lo último que leí de Un mar de piedras. Hablamos porque estamos separados. La poesía es el intento más vasto, y tal vez más desesperado, por decir con palabras de este mundo cosas que ya están fuera de las palabras (p. 271). Escribo [aún sin transcribir]

[En el cuaderno, antes de dormir, y ya es 29/12/2019] Pienso en esa inscripción al final del recorrido por la colección permanente del Museo Histórico Nacional, una cita de Neruda ¿por qué anduvimos tanto tiempo creciendo para separarnos? Hay tantos poemas sobre la distancia. Un texto está hecho de las palabras que lo sujetan a la página y de las circunstancias de su mañana, de su lectura posible. Un lector acerca dos cosas, en lugar de compararlas, para seguir adelante.

27/12/2019

Una animita que mañana va a iluminar cualquier palomera de papel, en cualquier rincón de la galaxia. “Cada quien que nace viene al mundo como una pregunta para la cual, las respuestas viejas no son suficientes”. Eso es de Thomas Merton. Quizás Raúl ha elaborado tantas respuestas posibles como imposibles. Ya no sé. Miro el libro, al azar, y sale esto: la poesía resulta una forma de resistencia ante esa ferocidad del mundo (p. 216).

22/12/2019

Preciso la sangría desde donde emerge cada párrafo que sigue. Es algo que quiero llamar escritura programada, quizás con un olor a escritura automática, pero también a investigación autobiográfica. Programada, en dos sentidos, pensada para el futuro y con una obsolescencia de visita. En algún momento, de no desvanecerse como único archivo fidedigno, utilizar el texto o los signos para reescribir el tiempo transcurrido. Será como la foto de una idea posible, de un borrador entre lo íntimo y lo público. Una relectura algo del inconsciente. Una escritura programada, xenocrónica. Esto es, que toma el producto de unas circunstancias y lo emplea como un material de lectura para el futuro. Se toma el sonido de uno, allá atrás, y se samplea. El olvido es la pérdida de un futuro posible, de un examen histórico y literario de la vida de uno. En xenocronismos, un diario literario contra el Alzheimer lector, ¿se recuerda todo un libro que se acaba de leer? ¿O se recuerdan algo así como los highlights? Por eso las animitas de otro tiempo brillan, en el entramado de hoy y mañana. El planeta tierra sigue siendo viable.

19/12/2019

Un libro como este es una parte importante del estado de excepción donde lo que está afuera se permite intervenir. Y esto ocurre porque no hay atajo para un botón de reset que nos ponga en fojas cero para pensarnos con futuro. El reseteo es lo controversial. Y no hablo de un “borrón y cuenta nueva”, sino de una resurrección después del peso de la vida y la muerte, más allá de toda palabra cincelada racionalmente.

12/11/2019

La entropía de las emociones. Están torturando, otra vez. Y se sabe. Están asesinando, otra vez. Y se sabe. A veces, hay energía para reintentar la vida. En medio de una película, una pesadilla transmitida por la televisión y las redes sociales, donde la tristeza es el combustible de las acciones, me espanto. Y leo. Me suspendo en un agujero de gusano. Enciendo una fogata y miro, a corta distancia, como echa humo.

06/11/2019

(Facebook, HH) “No es una compilación sino una obra literaria que se parece a una autobiografía, a una poética, a un manifiesto (…) la relación inequívoca entre la poesía y la revuelta, entre el poema y la sedición, entre el poeta y lo que le rodea de manera no lineal…” Guardé un comentario a medio escribir en un word.

25/11/2019

De ahí, ese instante en que uno avanza al mar para ser bañado, para sumergirse, para dejar al cuerpo ser uno con el mar. Un instante en cámara lenta, van los pájaros volando en la playa perdida, el sol no incendia, el viento estira los huesos que se congelan y funden con las piedras del mar. Este mar de piedras, a continuación, un ensayo de vida, un documental de obra, una exhibición temporal de peces muertos por la boca. Un mar de piedras, ¿cómo se lee? Tengo la idea que puede leerse como literatura futura.

Literatura futura como un concepto que nos va quedando extraño este siglo XXI. Literatura futura no como futurología. El mundo ha visto confrontado la posibilidad y alcance de las lenguas a lo largo del mundo. Un ejemplo de esto abunda en los réditos industriales que vienen del canon. Pienso en la ampliación del universo simbólico de obras provenientes de ganadores del Premio Nobel de Literatura. Últimamente fue Peter Handke (Austria) y Olga Tokarczuk (Polonia) y de ahí que las posibilidades expresivas e imaginativas de las lenguas vayan ingresando en otros espacios. Hay una promoción de espacios que producen antes que diálogo, sordera.

20/11/2019

Un texto de persecución. Una recurrencia a una violencia ritual que nos cuesta el abrazo y el beso, que nos mantiene en esta glaciación de la memoria.

16/11/2019

De los cantos III, XIV y XV de Poemas militantes. Vivimos sobre ruinas y no existe otra eternidad que la de los sentimientos. Todos los templos son ruinas. Y sin embargo hemos erigido monumentos imperecederos: dos miradas que se cruzan, por ejemplo, mi amor por ti, que me sobrevivirá hasta el último de los atardeceres. Para que mi sueño se adhiriera con tu sueño se nombraron las cosas. Cada sueño es un pedazo de ti. Fin. Militancia en la causa del paraíso.

12/10/2019

El poema da y quita. Da una emoción y se la lleva. Estamos aquí para desvanecernos tarde o temprano. En algo. Quizás, en un libro. Quizás, en un par de recuerdos más o menos organizados por tema. O en los escombros de bytes y hardware cuya obsolescencia programada es un hecho. Sé es cuando se está dejando de ser. De alguna manera nos vamos pegando al mundo. Despegándonos. El lenguaje es sospechoso. Un mar de piedras vive en la contingencia del decir y del contradecir. 

12/11/2018

Sprachbund. Son malos días allá afuera. Los peores que he visto pasar. Está lloviendo. Salí de la pega. Voy solo a las clases de alemán, por primera vez. Al final de la Unterricht, hablamos del plan de clases por este mes. El profe dijo Sprachbund. Torre de Babel y afinidad lingüística. Y me fui pensando en las formas como convergen las lenguas, los idiomas.

12/08/2018
Escribir la imagen. Para mí, instagram es como un libro cuyo fin es incierto e inesperado. Escribo en un lugar que puede desaparecer. Así como los amigos del barrio en la canción de Charly García. Cada red virtual me parece escritura. Miro hacia el mar y veo a mi último amor. Los roqueríos. Ahí es donde quisiera esculpir miradas como la de M. Y que el lamento viva hasta la desintegración de la tierra. Como las playas de Chile, bastiones de escritura perenne de un país en proceso de destrucción. Escribo hasta que acaba el rollo. Ahí fui feliz, entre rocas y olas.

[PREHISTORIA]



06/09/2017

Fui a casa de Sergio. Habíamos acordado la semana anterior leer y comentar Purgatorio.

11/10/2016

Terminé de leer Filosofía y poesía de María Zambrano. Y es que la poesía ha sido en todo tiempo, vivir según la carne, ¿se tratará de estar diciendo el dolor y fracasar en el intento?

30/10/2015

FILSA, Estación Mapocho. Raúl Zurita presenta su antología personal “Tu vida rompiéndose”. Lee hojas que va lanzando a medida que terminan. Caen, majestuosas, con la voz desgarrada del poeta. A la salida, los altoparlantes avisan que él estará firmando las copias del libro. Hay una gran fila esperando que el autor profane lo que la industria fabricó y multiplicó en número indeterminado. Tu propia copia del libro.

29/10/2014

Estoy encerrado estudiando para el examen de grado. Será pronto. Me angustio y lloro. Hace un rato leí una fotocopia de Anteparaíso. Quise sentirme mejor. Anoté una parte en facebook. “De pronto me pareció que la tempestad, la noche y yo éramos sólo uno y que sobreviviríamos”. 

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