Escribir es pescar


por Breyten Breytenbach


Escribir es pescar la memoria en el tiempo. Viscosa. En tiempo oscuro. A veces la ves revolotear justo debajo de la superficie, imitando al tiempo. La memoria asume la negrura del tiempo. La memoria será el tiempo saliendo a la superficie. Usando la palabra como carnada. Golpeando el agua. Golpeando el extraño golpeteo de las palabras-señuelo. Pasear en barco. Heridas. El sangrado de las palabras es como los botes heridos en un mar negro. Deja que la flota se lave. La costa es el inicio del destino del mar. Viene con el territorio.

Las palabras tienen su propio territorio, regresan a casa como en una canción. El pez solo descubre el agua una vez que es removido de ella. Esta tierra es un recordatorio. 

Aunque no pacífico. La memoria como un movimiento para el territorio y la lengua. La mente está llena de piezas ensangrentadas replanteadas por la lengua, ¿hay lugar suficiente? La memoria mata la memoria.

Viciosa. Terrortorio. El territorio viene de "terre", así como la memoria fluye desde "mère".

Y el mar. El mar es el comienzo de la metamorfosis de la costa.

Deja que corra. Todo saldrá en el enjuague rojizo del recuerdo. Inventando la holgura. Inventar, purgar, el viento. El viento levantando la mente con palabras entrecortadas. 

La mente es el sueño volviendo a casa. Viniendo a la mente. Llegando a la mente. La mentalidad sobre toda la página. La mente viene a la mente, cuidándose a sí misma y zurciendo, lo que ataña al murmullo. 

Ficha la escritura. Haz un libro de un dormitorio lleno de las aguas del tiempo. Un sueñormitorio.

El destino de los vicios, las vírgenes y las zorras. Los hematomas de los cuerpos ahogados solo están bajo el propósito. Un terrier oliendo el ladrido de un zorro a las marsopas que pueblan el Mundo Medio solo más allá de la luna. Una hoja de mierda. Cuerpos copulando. 

Justo bajo el labio.

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